viernes, 5 de agosto de 2011

¿Qué mueve tu iglesia?

Tema: “¿Que mueve la iglesia?”
Texto: Pv. 19.21

La palabra conducir significa “guiar, controlar o dirigir”. Hay algo que conduce o mueve las iglesias. Hay una fuerza que guía, una suposición que controla o una convicción que dirige detrás de todo que sucede. Esta fuerza puede ser desconocida para muchos. Lo más probable es que nunca haya hecho una votación para decidirla, pero ella está allí, influyendo en cada aspecto de la vida de la iglesia.

¡La pregunta en este punto es: “¿Cuál es la fuerza impulsora que mueve su iglesia?”


1. Iglesias movidas por la tradición

En la iglesia movida por la tradición, la frase favorita es: “Siempre lo hemos hecho así”. La meta de una iglesia movida por la tradición es sencillamente perpetuar el pasado. Todo cambio es visto como algo negativo, y el estancamiento es interpretado como “estabilidad”. Lo que une una iglesia así no es el sentido de un propósito, más la tradición, sus reglas y rituales. Hasta la voluntad de Dios se convierte en algo secundario.

No fue sin razón que Ralph Neighbour dijo que las últimas ocho palabras de una iglesia son: “Nunca antes lo hemos hecho de esta manera”.


2. Iglesias movidas por finanzas

La pregunta que ocupa el primer lugar en la mente de una iglesia movida por las finanzas es: “¿Cuánto va a costar?” Parece que no hay nada más importante que el dinero. Por lo general, sus miembros son inmaduros y jamás han aprendido a contribuir. Viven quejosos diciendo: “Somos pobres, no podemos hacerlo”, y de este modo van profetizando su propia derrota.


3. Iglesias movidas por programas

Escuela dominical, programa de mujeres, campaña evangelistica, culto de navidad y año nuevo, noche de alabanza, son ejemplos de los programas que se convierten en fuerza impulsora de la iglesia. Así, toda la energía es gasta en mantener y sostener estos programas, y cuando por alguna razón los programas dejan de existir, la iglesia pierde el propósito.



4. Iglesias movidas por edificios

Winston Churchill decía: “nosotros formamos edificios. Luego ellos forman a nosotros”. Muchas iglesias están ansiosas por tener un templo propio, y se esfuerzan a lo máximo hasta que construyen una casa para Dios. Pero después de hacerlo, permiten que el tamaño de su edificio marque el límite del futuro crecimiento.

Es ahí cuando el zapato le dice al pie hasta donde debe crecer. Y así la iglesia deja de dar frutos.


5. Iglesias movidas por acontecimientos

Si alguien mira el calendario de esta iglesia tendrá la impresión de que fue programado con el único intuito de mantener la gente ocupada. Son centenas de fechas conmemorativas y programas especiales. Sin embargo, es posible que una iglesia esté muy ocupada sin que tenga un propósito definido.

La pregunta sabia a hacer en tales casos es: “¿Qué propósito hay detrás de cada una de nuestras actividades?”


6. Iglesias movidas por un propósito

Esta es la iglesia que se mueve por causa de la convicción de su llamado. Es una iglesia que tiene identidad y conoce su misión.

Son pocos los creyentes que conocen el propósito de la iglesia. Win Arn – consultor de iglesias, encuesto miembros de casi 1000 iglesias en los EUA con la siguiente pregunta: “¿Por qué existe la iglesia?”. De los miembros encuestados, el 89% respondió: “La iglesia existe para velar por las necesidades de mi familia y las mias”. Solo el 11% respondió que “el propósito de la iglesia es ganar el mundo para Cristo”.

Las iglesias comienzan por muchas y distintas razones: Competencia, orgullo, divisionismo, la necesidad de alguien que quiere ser reconocido como líder. Tales iglesias, como se puede imaginar, son débiles y conflictivas. Pero hay iglesias que son edificadas sobre los propósitos de Dios, y estas son fuertes y saludables.

El propósito es la base/cimiento sobre la cual la visión de la iglesia es construida. Y es el cimiento que determina el tamaño de la construcción. Si se edifica más allá de su base, la construcción se derrumbará. No se puede construir un edificio más grande de lo que el cimiento puede aguantar. Lo mismo sucede con las iglesias.

A) Un propósito propicia unanimidad (1Co 1.10)
Esto solamente puede ser logrado cuando los cristianos conocen unánimemente su propósito. Quién conoce su propósito de ser iglesia no tiene tiempo para perder con conversaciones tontas, criticas ridículas y sin sentido que solo hacen escandalizar los nuevos convertidos.

B) Un propósito reduce la frustración
Un propósito no solo define lo que hacemos, más también define lo que no hacemos. Como pastor aprendí que cada persona tiene su propio plan para la iglesia. Jamás falta aquel que dice: “La iglesia debía hacer esto”, “La iglesia debía hacer aquello”. Muchas de estas actividades son muy nobles, pero la pregunta central es si ella cumple con los propósitos que Dios estableció para la iglesia. Si la actividad satisface este criterio, entonces debe ser considerada. Si no cumple este criterio, entonces no debemos permitir que nada distraiga la agenda que Dios tiene para la iglesia.

C) Un propósito claro ayuda la evaluación
En 2Co 13.5 está escrito: “probad a vosotros mismos si estáis en la fe; Probaos a vosotros mismos”. ¿Cómo se evalúa una iglesia a si misma? No es comparándose con otras, sino preguntándose: “¿Estamos haciendo lo que Dios espera que hagamos?”, y “¿Qué cuán bien estamos haciendo?”

El propósito de la iglesia es la norma mediante la cual evaluamos su salud y crecimiento espiritual.


Conclusión:

Según tu evaluación:

¿Qué tipo de iglesia nosotros somos?
¿Qué tipo de iglesia debemos ser?
¿En qué sentido está ud. contribuyendo para que su iglesia local cumpla su propósito?

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